Un coche conectado o un carro tirado por caballos

DummiesCarInternet de las cosas, electrodomésticos inteligentes y, ahora, el coche conectado. La tecnología se cuela en todos los rincones para facilitarnos la vida, pero, como ocurre con todo, ofrece nuevas posibilidades para que otras personas puedan hacer maldades. Aquí solemos hablar de seguridad, de cómo pueden unos atacantes afectar a tu “yo” digital, a tu organización o incluso a tus dispositivos físicos. Es en este último caso cuando la preocupación crece, ya que el salto del mundo digital al mundo real genera bastante más miedo que perder las fotos de una cuenta de Facebook (o igual no). ¿Y si en lugar de hackear un móvil o un ordenador para acceder a tus datos o usarlos para otros fines, accedieran a tu coche y generaran un accidente? (igual ahora sí).

Cuidado, que me estrellan el coche

Alguno estará pensando que esa posibilidad no existe, que es una locura: “Venga ya loco, el coche es pura mecánica, tendrían que acceder físicamente al motor/centralita/eje para poder hacer algo así. Lo único tecnológico que puede tener es la radio, bueno y el bluetooth, espera también la tarjeta SIM que el mío tiene mapas integrados que se actualizan solos…”. Pues bien, vayamos con algunos ejemplos recientes (que iremos actualizando según aparezcan nuevos casos, que aparecerán):

Entonces, ¿volvemos al carro tirado por caballos?

Y aquí nos encontramos, con una parte (fabricantes, actores tecnológicos y gobiernos) queriendo evolucionar e introducir tecnología en todos los aspectos posibles de nuestras vidas, y en este caso concreto en coches, y con la otra (expertos de seguridad y también gobiernos) demostrando que hay que pensar las cosas bien antes de llevarlas a mercado. Y es que la cosa va en serio, desde el gobierno de EEUU potenciando la comunicación entre coches, a los Google y Apple trabajando seriamente en sus soluciones Android Auto y Apple CarPlay respectivamente y Microsoft proponiendo su alternativa para el coche conectado. Por no hablar por supuesto del gran esfuerzo que se está haciendo en el campo del coche autónomo.

Y, entonces, ¿por qué queremos/quieren tener los coches conectados? Existen muchas aplicaciones que podrían beneficiarse de ello. Entre ellas nos encontramos desde la adecuación de las primas en los seguros en base al tipo de conducción de los usuarios a la reducción de accidentes automatizando en gran medida la conducción y teniendo un mayor conocimiento del entorno que rodea al vehículo.

¿Qué hacemos entonces? ¿Volvemos a los caballos? Yo desde luego no soy de los que piensan que la seguridad debe parar el avance de la tecnología, pero sí que parece realmente necesario que la industria del motor comience a ser consciente del peligro de avanzar demasiado deprisa. No se puede dejar de lado un aspecto tan importante como es el de la seguridad, no solo la física de los grandiosos dummies si no también la digital.

Carlos Laorden
Acerca de
Investigador de S3lab
Expertise: Information Retrieval, Child Protection, Spam Filtering