Desde tiempos remotos, el scam ha sido una práctica llevada a cabo por estafadores, comúnmente conocidos como scammers, con el fin de obtener un beneficio (normalmente económico) a través del engaño o técnicas de ingeniería social. El número de campañas conocidas es gigantesca y, por desgracia, se incrementa a medida que avanzan los medios de comunicación.
Como hemos dicho, esto no es nada novedoso, uno de los casos más antiguos es el conocido scam del «prisionero español», en el que la víctima generalmente recibía una carta en la que se explicaba que una persona de gran importancia había sido encarcelada en España, y se le ofrecía una gran cantidad de dinero a cambio de contribuir económicamente a su liberación. A lo largo de los años se han producido distintas variantes de este tipo de scam, pero siempre compartiendo el mismo propósito, pedir dinero a la víctima para ayudar en algún tipo de situación, a cambio de recibir una mayor cantidad una vez terminado el proceso.
Avanzado el tiempo, surgen nuevos medios de comunicación, y los scammers se adaptan a dichos medios para usarlos como canales de distribución. El primer ejemplo más claro es el uso de las llamadas telefónicas y los mensajes SMS, lo que les permitió llegar a un mayor número de víctimas con menos esfuerzo. Probablemente el medio de distribución de scam más conocido es el email. Una vez que el email empezó a obtener usuarios ampliamente, y gracias a la capacidad de los ordenadores para automatizar tareas sin apenas necesidad de intervención, éste ha resultado ser el método de distribución de scam más explotado durante los últimos años.
Pero esto no acaba aquí, los scammers buscan (y encuentran) nuevos métodos de distribución conforme la tecnología avanza y se desarrollan nuevos medios de comunicación. Hace ya tiempo que las redes sociales se establecieron como objetivo de los scammers, aprovechando la credibilidad que proporciona un perfil de usuario (más o menos elaborado) para engañar a las víctimas. Por otra parte, es habitual encontrar páginas de noticias, blogs, etc. que incorporan sistemas de comentarios para sus usuarios, pero desgraciadamente, también suponen una vía para el envío indiscriminado de mensajes de scam, fijando como objetivo los sitios con más usuarios para aumentar la probabilidad de que alguno caiga.
Debido al crecimiento continuo del scam y sus variedades, se han ido formando distintas organizaciones que registran cada caso y trabajan para prevenir que más personas los sufran, lo que resulta fundamental, ya que solo en Australia se estima una pérdida de alrededor de 80M$ en el 2016. Es recomendable seguir los consejos que ofrecen estas organizaciones, pero la mayor herramienta contra el scam es el sentido común.